martes, 20 de noviembre de 2012

Capítulo 2



Eran más o menos las 7:50 am, acababa de volver a casa de mi rutinario paseo con Chavelita. Procedía entonces a prepararme un bocadillito de tortilla de choped, para reponer fuerzas después del desayuno cuando de repente, sin previo aviso, escuché un ruido. Mis sentidos chulísticos se activaron, la piel se me erizó, los músculos empezaron a tensarse y salí disparada como una bala a la terraza, este ruido merecía una entrada triunfal, nada de esconderme tras las cortinas.

Cuando sentí el primer flash y los focos iluminándome, no pude evitar decir:                       
          

- ¡Hacedme fotos así, sencilla, yo soy muy de estar por casa, bata y alpargata!                              
Al segundo reaccioné y vi que nadie me miraba, que las luces eran de una ambulancia. Dios, por un momento me dejé embriagar por la fama y perdí de vista mi objetivo: averiguar qué estaba pasando.
Y, es que el sonido de la ambulancia ya lo había reconocido antes, pero con el pequeño desliz había perdido la conexión. Eso me impidió reconocer el cuerpo de la mujer que yacía en el suelo y ver a la Vasca gritando: - ¡¡¡Rosario, Rosario!!!  -Con una fuerza que yo desconocía en ella, sólo la había visto así el día que intentaron robarle la petaca. Dejé de mirar, pasé a la acción, me lancé a la portería y allí estábamos, La Vasca, Engracia, Nieves y yo, arropadas con nuestras batas cual pandilleras con uniforme.

Nosotras, una ambulancia y cinco policías observábamos como Rosarillo yacía inconsciente en suelo mientras su madre con su habitual aspecto de momia pre-diluviana sollozaba  “Se ha resbalado limpiando los cristales, ay ay, que no he visto más, ha debido poner un pie en falso”

Rosarillo, su madre  y su padre han vivido toda la vida juntos, hasta que el hombre  falleció hace un par de años dejándolas endeudadas, es una lástima sí, pero se gastaba toda la pensión en las máquinas. Y claro, la pobre Rosarillo se ha quedado para vestir santos, manteniendo tres trabajos a la vez para salir adelante, no es fácil dedicar tiempo a cuidarse y a conocer hombres  y todo sea dicho, es un poco borrica.
El punto de inflexión vino con la frase “se ha resbalado limpiando los cristales” ¿¿¿limpiando los cristales??? Uy uy uy, aquí hay gato encerrado: ¡Si esa no ha cogido un trapo en su vida! Y ya me contarás… o iba el Papa a cenar a su casa o a santo de qué iba esa a agarrar un trapo.

Nos quedamos un buen rato en la calle. Sólo podíamos decir “oy, oy, oy, oy” hasta que La Vasca murmuró: - ¡Ésta se ha tirado para cobrar el seguro! - Y es que La Vasca, es más inteligente de lo parece. Son estos momentos de clarividencia los que me hacen recordar porqué es mi mejor amiga, aunque debo reconocer que me dio un poco de rabia no haberlo pensado yo antes, pero eso es harina de otro costal.                                                                                   

Que lista es la jodía, claro, ésta no tiene ni un duro y ha pensado “me tiro y que sea lo que Dios quiera”
El petit comité se dispersó, sabiendo que con lo acontecido había caldo de cotilleo para tiempo, pero ninguna imaginábamos que lo más interesante estaba por llegar…



2 comentarios:

  1. Woooww que bueno!! Me vuelve loco esté blog!! Enhorabuena

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  2. Esto cada vez se pone mas interesante y divertido, quiero mas!!!!!!

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